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29 de julio de 2013

La cobardía, muchas veces, toma la vestimenta de la valentía. Por un rato, nada más. Pero la toma. Entonces, se juntan quince o veinte "varones" que se definen "bravos" y eligen, por ejemplo, una cancha de fútbol donde juegan menores para engañarse ellos mismos y jugar a ser valerosos. Son los mismos que golpean a mujeres y ancianos, que eso escapa a nuestro humilde objetivo informativo. 
El fin de semana, a falta de partidos de primera división, los "valientes" atacaron a jugadores de fútbol en divisiones juveniles, chicos que rozan los 16 años...  los agredieron y de no ser por la intervención de dirigentes, técnicos y árbitros, y a los padres "normales", que los son amplia mayoría, el balance de la situación hubiera sido aún más lamentable. En otras canchas,  en tanto, desvalijaron vestuarios y dejaron los menores con lo puesto, nada más. Curiosa forma de engañarse a uno mismo: aprovecharse el más débil...
Para cerrar, ya que por temas de salud aún me cuesta escribir correctamente, cito a Facundo Cabral, que dijo:  "Los buenos somos mayoría, pero no se nota, porque las cosas buenas son humildes y silenciosas -una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba, hay millones de caricias que construyen la vida…- Decía mi madre: Sí las personas malas supieran que buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio".
Ojalá estos cobardes lo entiendan, pero mientras lo hacen, cosa que puede llevarles un tiempo, gritemos que no se metan más en los más chicos, es los dejen disfrutar que algo tan simple como el fútbol. Esos chicos pueden ser sus hijos... lo pensarán???
Gritemos. Así logramos que los jóvenes, a un futuro adultos, que no parezcan nunca a ellos, que sean hombres de verdad, pero no  un impreciso número en la lista de cobardes disfrazados de valientes...
Leonardo Perales
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